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La carrera por elegir al próximo Secretario General de la ONU ya comenzó — y esta vez, el proceso debe ser tan global como lo que está en juego

Una mirada a los principales candidatos declarados y potenciales para la próxima Secretaría General de la ONU — un grupo diverso de líderes que ya define el panorama inicial de la contienda de 2026.

Una mirada a los principales candidatos declarados y potenciales para la próxima Secretaría General de la ONU — un grupo diverso de líderes que ya define el panorama inicial de la contienda de 2026.


Ahmed Fathi

Por Ahmed Fathi


ONU, Nueva York: La contienda por el próximo Secretario General de las Naciones Unidas está oficialmente en marcha. Con la carta conjunta emitida el 25 de noviembre, los presidentes de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad activaron lo que promete ser uno de los procesos de liderazgo más determinantes en la historia reciente de la organización. En apariencia, la carta simplemente invita a presentar candidaturas. En la práctica, abre un verdadero test político para la ONU — y para la disposición de la comunidad internacional a aceptar una transparencia genuina.


Después de más de una década cubriendo esta institución, he visto cómo el proceso de selección del Secretario General revela el equilibrio real del poder mundial con más claridad que muchos debates del propio Consejo de Seguridad. Y esta vez no es diferente. La ONU inicia este ciclo en medio de fracturas geopolíticas, una crisis financiera seria y un creciente escepticismo sobre la eficacia del multilateralismo. Elegir quién dirigirá la organización más allá de 2027 no es un trámite administrativo: es un referendo sobre el tipo de ONU en la que los Estados miembros todavía dicen creer.


De habitaciones cerradas al escrutinio parcial

Antes de 2016, la designación del Secretario General era un ritual opaco dominado por los cinco miembros permanentes del Consejo, realizado a puerta cerrada y sin exposición pública. Esa falta de transparencia comenzó a desmoronarse cuando los Estados miembros y la sociedad civil exigieron reformas, lo que dio paso a declaraciones públicas de visión, audiencias televisadas e interacción directa con los candidatos.


La carta del 25 de noviembre confirma que esta etapa de apertura —aunque incompleta— continúa. Ahora los candidatos deben presentar declaraciones financieras, una medida largamente esperada para evitar que campañas con más recursos opaquen a quienes no los tienen. Pero incluso con estos avances, el centro de gravedad político no ha cambiado. Los intentos de los miembros electos del Consejo de Seguridad por fijar un plazo de nominaciones fueron rechazados por los miembros permanentes. El mensaje es claro: hay más transparencia, pero no necesariamente más igualdad.



Primeras dinámicas: género, región y una lista en formación

Tres fuerzas clave están moldeando esta carrera.

1. La demanda de la primera mujer Secretaria General

Tras 80 años de liderazgo exclusivamente masculino, el impulso por una mujer candidata es evidente. Varias de las principales aspirantes reflejan este cambio:


Candidatas y candidatos ya anunciados públicamente


Rebeca Grynspan (Costa Rica) 
  • Rebeca Grynspan (Costa Rica) — Secretaria General de la UNCTAD, considerada una de las favoritas gracias a su credibilidad económica y amplia trayectoria en la ONU. Costa Rica la ha nominado oficialmente.


Michelle Bachelet (Chile)
  • Michelle Bachelet (Chile) — Expresidenta de Chile y ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, una figura de peso propio en la diplomacia global.


Rafael Mariano Grossi (Argentina
  • Rafael Mariano Grossi (Argentina) — Director General del OIEA; hasta ahora, el candidato masculino más visible, conocido por su papel en negociaciones nucleares críticas.


Otros nombres que suenan en los pasillos diplomáticos

Más allá de los postulantes declarados, varias figuras generan interés:


Jacinda Ardern (Nueva Zelanda)
  • Jacinda Ardern (Nueva Zelanda) — Expresidenta del gobierno, reconocida mundialmente por su liderazgo empático y autoridad moral; su posible candidatura es muy comentada aunque no confirmada.


Alicia Bárcena (México) 


  • Alicia Bárcena (México) — Con una

    trayectoria extensa dentro del sistema de la ONU y un rol destacado en el gobierno mexicano, es vista como una opción sólida desde América Latina.


María Fernanda Espinosa (Ecuador) 
  • María Fernanda Espinosa (Ecuador) — Expresidenta de la Asamblea General y exministra, a menudo mencionada como

    candidata fuerte respaldada por GRULAC.


Kristalina Georgieva (Bulgaria) 
  • Kristalina Georgieva (Bulgaria) — Exdirectora del FMI, un nombre de peso en gobernanza global; sin embargo, su origen regional podría complicar su camino.


Si finalmente se elige a una mujer, América Latina tiene, hoy por hoy, el grupo más robusto y políticamente alineado de candidatas.


2. La afirmación regional de GRULAC

El Grupo de América Latina y el Caribe ha dejado claro que considera que esta es su rotación. Con múltiples perfiles calificados —y varias nominaciones ya en curso— GRULAC podría entrar a la fase formal con una cohesión interna inusual.


3. La expectativa de que funcionarios de la ONU suspendan sus funciones

Esta medida busca evitar la percepción de que quienes trabajan dentro del sistema tienen ventaja institucional. Falta ver si será cumplida, pero su mera existencia refleja una creciente sensibilidad respecto a la equidad del proceso.


La transparencia solo funciona si los Estados la respetan

Los nombres de los aspirantes se publicarán en línea, y una vez más, la Asamblea General celebrará diálogos informales —el mecanismo más democratizador introducido en 2016. Estas sesiones, transmitidas globalmente, permiten evaluar a cada candidato bajo circunstancias que antes eran exclusivas de reuniones privadas.


Las audiencias, sin embargo, no fueron perfectas en su edición anterior: preguntas repetidas, poca participación de la sociedad civil y tiempo insuficiente. Si los Estados miembros quieren un liderazgo fuerte, deberán plantear preguntas fuertes, no discursos diplomáticos.


El Consejo de Seguridad: donde empieza la verdadera prueba

Concluida la fase pública, llega la decisiva. El Consejo de Seguridad mantendrá reuniones privadas con los candidatos y luego realizará las tradicionales encuestas de preferencia (“straw polls”), votos codificados que revelan niveles de apoyo y posibles vetos.

En 2016, casi todas las encuestas se filtraron en cuestión de horas, desafiando la insistencia del Consejo en la confidencialidad. Si esto vuelve a ocurrir —y todo indica que así será— publicar los resultados oficiales no sería una ruptura, sino un acto de buena gobernanza. La transparencia fortalece la legitimidad; la sombra la erosiona.


Un examen para la credibilidad de la ONU

El próximo Secretario General heredará una institución debilitada por conflictos, déficits presupuestarios y divisiones políticas. El debate de diciembre convocado por Eslovenia sobre “Liderazgo para la Paz” subraya la relevancia del cargo: no es una función ceremonial, sino un desafío que exige gestión de crisis, habilidades de negociación, integridad moral y resistencia política.


El mundo observa —no solo para conocer al ganador, sino para evaluar si la ONU aún posee la honestidad institucional necesaria para conducir este proceso a la luz del día.

Si los Estados recaen en viejos hábitos, el daño trascenderá esta elección. Pero si optan por la transparencia, la organización podrá elegir a su próximo líder con confianza y no con secretismo.

Y ese es, precisamente, el modelo de liderazgo que las Naciones Unidas necesitan ahora.


(La traducción ha sido generada electrónicamente. Consulte la versión original en inglés para verificar su exactitud.)



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